jueves, 15 de enero de 2009

Resumen

Mi primer palabra ya ameritaba un encuentro
descifrando, evitando, evadiendo
sumé mis deseos y les resté la locura
y sin leer el subtitulo me llevaste a la revancha
que me encontró en una lucha en la que en vos logré ganarme.
La respuesta estaba en el pasto, la cama, el suelo
y completando los puntos suspensivos armaste lo incompresible
que me alcanzó en el aire mientras intentaba escaparme
por entender que en tus sangrías se multiplicaban mis ganas
¡Qué renglones acertados si en consecuencia averiguaste
lo que me llevó a disfrazarme,
simplificando una duda, recortando decorados,
creando escondites erógenos por cada lugar donde pasaban tus yemas!
De todas las palabras se traducía un color, un aroma, una forma
y me quedaron tanto tus comas y mayúsculas
como tus movimientos exactos acompañando el ritmo de la lluvia
mientras averiguaba que me dejaba llevar por lo incompresible por ser simple
y respondía a cada sonido que le ganaba a tus palabras,
cuando acompañábamos la misma lluvia sin llegar a oír el viento.
Las últimas palabras me llegaron inmóviles
y las paseé por la historia que nunca me hizo falta contarte
para entender por qué no bailaban en la lluvia
ni se me confundían con las flores por mi falta de olfato
Y no hubieron últimas palabras
en tanto no hubo más lluvia, ni renglones, ni vientos que pudieran borrarte
entonces sólo me queda escribir un último párrafo
con un aroma, una forma y los colores que yo quiera
o cerrar los ojos para bailar sobre tu cadera
mientras me acostumbro una última vez a esa gravedad

que sólo puedo disfrutar si al escuchar la lluvia
también puedo mirarte.

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